Parece que este 2016 comienza ya cargado de sorpresas.
El 31 me pidieron que organizase un taller de manualidades para unos niños en el pueblo de Lazagurría. Y por supuesto, accedí encantada.
Lo complicado estaba en elegir bien la actividad, y preparar e material. una vez resuelto esto,todo fue pan comido.
Preparé una manualidad que fuese sencilla (los niños tenian alrededor de 7 años), práctica (algo que luego pudiesen utilizar), navideña (aprovechando los días), y que les gustase (con los minions el éxito estaba asegurado).
Así que el conjunto de todo lo que necesitábamos se resumía en esto:
Os enseño el proceso:
La cinta de doble cara fue nuestra aliada (parece que no soy la única para la que le es imprescindible)
Y este fue el resultado:
Todos contentos, con juegos y merendola incluida, y con una nueva hucha para ahorrar.
Balance positivo y experiencia divertida.
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